lunes, 9 de febrero de 2009

TRAMPA PARA RATONES


El Sr. Ratón miró a través de una grieta en la pared y observó como el granjero y su mujer abrían un paquete en la cocina. "¿Qué delicia habrán comprado esta vez?" se preguntó. Su sorpresa se convirtió en terror cuando descubrió que lo que habían comprado era una ratonera.

Salió disparado hacia el campo gritando "¡hay una ratonera en la casa! ¡hay una ratonera en la casa!"
La gallina al verlo venir, cacareó, levantó la cabeza y le dijo "Sr. Ratón, entiendo que éste es un grave problema para usted, pero no tiene mayores consecuencias en lo que a mí se refiere, por tanto, no me moleste".
El ratón fue a ver al cerdo y le dijo "¡hay una ratonera en la casa! ¡hay una ratonera en la casa!". El cerdo procuró mostrarse simpático pero dijo "lo siento mucho Sr. Ratón, pero no hay nada que yo pueda hacer excepto rezar. Le aseguro que le tendré presente en mis oraciones".
El ratón se fue a ver a la vaca y le dijo "¡hay una ratonera en la casa! ¡hay una ratonera en la casa!. La vaca le dijo "Ostras Sr. Ratón, de verdad que lo siento pero, no es mi problema".
Deprimido y desconsolado, con la cabeza baja y muy triste, el ratón regresó solo a su escondite en la cocina para hacer frente a su problema.
Esa misma noche, mientras dormían, un ruido les despertó – algo parecido al de una trampa para ratones atrapando a su presa. La mujer del granjero fue corriendo a ver que había atrapado. En la oscuridad no vio que se trataba de una serpiente venenosa y al acercarse, la serpiente le mordió. El granjero llevó a su mujer al hospital donde le dieron unas medicinas y la mandaron de regreso a casa con algo de fiebre.
Todo el mundo sabe que una buena receta para cuidar a los que tienen fiebre es hacer sopa de gallina así que, el granjero sacrificó a la gallina para hacer el caldo. Sin embargo, la mujer continuaba enferma. El desfile de vecinos y amigos era tal que tuvo que matar al cerdo para dar algo de comer a aquellos que le visitaban. La mujer no mejoraba y a los pocos días, falleció. Se presentó tanta gente en el funeral que el granjero decidió matar a la vaca a fin de que hubiese comida durante los tres días del velatorio y demás servicios funerarios.
El ratón observaba todo ello desde su grieta en la pared con una gran tristeza.
REFLEXIÓN:
La próxima vez que sepas de alguien que atraviesa un problema y pienses que no te concierne, recuerda: cuando uno de nosotros es amenazado, todos corremos un riesgo. Todos estamos unidos en este viaje llamado vida. Hemos de ayudarnos unos a otros, apoyarnos y en ocasiones, dejar a un lado nuestro egoísmo para atender a quien solicita nuestra ayuda.

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