jueves, 10 de julio de 2008

LOS SUEÑOS


Cuando vuestra alma abandona el cuerpo durante el sueño, no permanece inactiva: viaja, contempla la inmensidad, entra en comunión con los espíritus celestiales, se refuerza en el conocimiento del amor, de la sabiduría, de la verdad. Cuando regresa, trae consigo el recuerdo de todas estas riquezas y trata de grabarlas en su cerebro. E incluso aunque no seáis conscientes de ello inmediatamente, como todas estas grandes verdades dejan en vosotros una huella etérica, un día u otro llegáis a tomar conciencia de ellas. Por esto sucede que de repente recibís, como una visión, la comunicación de ciertas verdades sublimes que vuestro inconsciente ya poseía dentro de vosotros desde hacía tiempo. Hasta entonces, todavía no había llegado el momento para que fuerais conscientes de ello, pero de pronto surgió un instante propicio en el que vuestro cerebro se hallaba en buenas condiciones, y esta verdad surgió. Si queréis que estas experiencias sean cada vez más frecuentes, debéis introducir una gran disciplina en vuestra vida, porque desde el momento en que os acostumbréis a trabajar con vuestro cuerpo físico para purificarlo y sensibilizarlo, vuestra alma podrá registrar más fácilmente las verdades sublimes."
"Al despertaros, por la mañana, pensad en mirar en vuestro buzón de cartas interiores para descubrir los mensajes que han depositado en él durante vuestro sueño. Durante el sueño, en efecto, el alma se desprende del cuerpo y se va al mundo invisible para viajar, estudiar, trabajar. De esta forma ve y aprende muchas cosas, y cuando vuelve, este saber se imprime en el cerebro del durmiente que se acuerda, al despertar, de haber hecho ciertas experiencias, de haber recibido ciertos avisos o consejos indicándole la conducta que debía seguir durante esta nueva jornada. Diréis quizá: "Pero, ¿por qué esto no me sucede nunca a mí? Yo no me acuerdo de nada." Es porque vuestro cerebro no está todavía lo suficientemente organizado para recibir las huellas, las imágenes, los recuerdos que el alma trae de sus viajes al mundo invisible. Debéis prepararle para ello con una vida armoniosa. Así, poco a poco, llegaréis a conocer las experiencias que vuestra alma haya hecho durante el sueño.
"Cuando un discípulo sigue la Enseñanza de un Maestro espiritual, en realidad esta enseñanza no se dirige únicamente a la parte consciente de su ser. Incluso por la noche, durante el sueño, el verdadero discípulo acude a reunirse con su Maestro mediante su cuerpo astral y continúa aprendiendo a su lado: lee los libros más secretos de las bibliotecas del universo, asiste a ceremonias grandiosas.. . Aunque su cerebro no esté todavía preparado para conservar la memoria de tales acontecimientos, puede conservar algunos indicios que le dan a su corazón una sensación tan grande de paz y de luz que al despertarse por la mañana se pregunta: «¿Dónde he estado esta noche? ¡Lo que he visto era tan hermoso!...» Es necesario comprender lo sagrado que es el sueño cuando nos dormimos para ir a instruirnos en estas escuelas espirituales, porque es allí donde recibimos la verdadera Iniciación."
"Algunos no ven más que fantasmagorías en las obras de los místicos o de los poetas. No, sólo que estos místicos, estos poetas han entrado en otra dimensión de la realidad. Esta otra dimensión, se la puede llamar sueño, a condición de no confundirla con un simple vagabundeo de la imaginación, o con estas aventuras que vivimos durante el sueño. El sueño, tal como lo comprende la Ciencia iniciática, es la semilla de toda realidad. El mundo material, el mundo físico no es más que la cristalizació n de un sueño, y aunque éste desapareciera, el sueño subsistiría, porque sólo él es real: es él quien engendra todas las formas sensibles.Cada día, esforzaos en abrir conscientemente las puertas del sueño. Es en el sueño donde encontraréis los elementos indispensables para reconstruir vuestra vida y darle un sentido. Entonces, incluso vuestro rostro reflejará algo de este mundo de luz, de belleza y de alegría inalterable. Esto es la verdadera vida."
"Para levantaros al día siguiente bien dispuestos y llevar consigo la alegría y la esperanza, antes de acostaros debéis pensar en cosas agradables, con el fin de que éstas trabajen durante la noche. Jamás os durmáis con un pensamiento negativo, porque durante vuestro sueño continuará actuando.Y si, en el momento de conciliar el sueño, os sentís invadidos por la angustia, levantaos, encended la luz, haced algunos ejercicios respiratorios, rezad una oración, o bien leed una página de un pensamiento elevado... después volveos a acostar. Si al cabo de un rato reaparece este malestar, levantaos de nuevo y volved a empezar. Hay casos en los que la posición del cuerpo es extremadamente importante, y no se puede luchar eficazmente contra la angustia cuando estamos tendidos. Si teméis coger frío, poneos alguna ropa, pero no permanezcáis acostados. En posición horizontal, uno es más pasivo. Para dominar la situación y resistir, hay casos en los que hace falta permanecer de pié."
(*)Fuente: Omraam Mikhael Aivanhov

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